"De la vanidad no digo nada: creo que nadie está desprovisto de este notable motor del progreso humano. Me hacen reír esos señores que salen con la modestia de Einstein o gente por el estilo; respuesta: es fácil ser modesto cuando se es célebre; quiero decir, parecer modesto. Aún cuando se imagina que no existe en absoluto, se la descubre de pronto en su forma más sutil: la vanidad de la modestia. ¡Cuántas veces tropezamos con esta clase de individuos! Hasta un hombre, real o simbólico, como Cristo, pronunció palabras sugeridas por la vanidad o al menos por la soberbia. ¿Qué decir de León Bloy, que se defendía de la acusación de soberbia argumentando que SE HABÍA PASADO LA VIDA SIRVIENDO A INDIVIDUOS QUE NO LE LLEGABAN A LAS RODILLAS? La vanidad se encuentra en los lugares más inesperados: al lado de la bondad, de la abnegación, de la generosidad...”
Ernesto Sábato, “El Túnel” (Fragmento)
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